martes, 14 de febrero de 2012

Era ella una princesa hermosa Viviendo en el fondo de un palacio azul. Su tez de porcelana brillaba, suave, El fulgor de sus ojos traía el amor A quien le veía sin temor. Mas la princesa nunca sonreía. Se sentía llena de un horrible rencor. Mirábase al espejo, lloraba, lloraba, Porque intentaba llegar a ser una diosa. ¡Pero si era bella! ¿Qué tiene la princesa? ¿Qué palabras habrían de hacerle mejor? Todos le decían cuán bonita era Y ella solamente al espejo veía Un monstruo, grotesco, persona sin sabor... Encerrada en su castillo, de cristal frío La princesita, convencida, resolvió empezar. ¡Ningún dolor haría mella en su interior! ¡Nadie más habría de tocar su corazón! ¡Sería orgullosa, sería hermosa, Sería la imagen de la perfección! Todo cuanto adentro de ella llegaba Salía sin pena, sin ningún rencor, No dejaba la estela de su estancia, Nada aprovechaba, todo lo rechazaba La princesa aquella, la del dulce morir. Sus huesos frágiles se tornaron. El sudor de su piel, ácido frío, quemó su tez. No podía dar un paso sin caer rendida. La gente pasaba bajo su balcón Y, observando, murmuraba desconcertada: "¿Dónde está la bella princesa? ¿Qué ha sido de nuestra señora de marfil? A su ventana se asoma la Muerte en vida, ¿Será que ha llegado su hora O que la reclama de amores el Demonio vil?" Y ella no comprendía, más se torturaba. "Nadie entiende que yo soy así. Que hasta la muerte seguiré siendo perfecta Y que la fuerza que me da mi tristeza Bastará para mantenerme en mi castillo sin fin". Cerró sus puertas. Selló sus ventanas. Despidió de su vida a la reina y al rey. Vivió para siempre en soledad, ensimismada Buscando la vida que nunca le llegaba Obsesionada con su cuerpo, que a gritos se quejaba De tener un aliento de vida, no de hiel. Desesperaba por complacer al espejo frío Que nunca habría de regalarle un beso. Rechazó los placeres de seguir vivo. Renunció para siempre a criar un hijo Y otras cosas que esta vida hacen buena; ¿Qué fue de la princesa? ¿Llegó a ser perfecta? ...Nunca lo logró. Hoy reposa, inquieta. Sus huesos yacen bajo el palacio de cristal. Quienes le amaban cargan la tristeza De saber que por una mentira murió la princesa Y que nadie ni nada le ha de regresar... Por casualidad, me topé con los términos "Ana" y "Mia". Como natural curioso que soy comencé a buscar. Apenas enterarme y ver cómo las chicas (principalmente...) comparten sin mayor preocupación tips para bajar de peso, y con orgullo dicen "soy pro-Ana" o "nadie dijo que ser una princesa fuera fácil", sentí un vacío enorme. ¿A esto nos ha orillado la sociedad? Una falsa imagen de sí misma, cuando en realidad la belleza que nos venden es la verdadera falsedad. Tengo una hermana menor, de apenas 15. Y viendo todo lo que hay en este mundo, temo por ella... Pero, ¿qué puedo hacer? ¿Encerrarla y que no sepa del mundo? No me atrevería de ninguna manera... Sin embargo, puedo alzar la voz. Este espacio es para ti, que buscabas alguna manera de lentamente acabar con tu vida. No sé si lo sepas. Posiblemente sí y finjas que no te importa, que tu orgullo te hará sobreponerte. Pero... Sé que eres bella, que no eres "gorda". Lo sé porque he conocido a algunas niñas como tú, y todas eran imperfectas. Mas justamente por ello eran tan humanas y hermosas... Solo si venciesen su miedo serían amadas. No puedes amarte a ti misma con la obsesión de contar kilos y pretender que estarás bien cuando peses 10 menos, o 20, o los que sean. No soy nadie, es cierto, para criticar esta vida. Sin embargo, dime tú... ¿Eso ES una vida? ¿Existir pendiente de lo que comes? ¿Disfrutas los pequeños placeres de levantarte y decir "qué bello día", beber un poco de vino frente a las luces de París, compartir un helado con el chico que amas? Aunque no tenga que ver con comida. ¿Ves más allá de los kilos que quieres perder? No me contestes. Solo piénsalo. Por favor. Desde esta humilde tribuna me uno a la iniciativa de varios para intentar hacer algo. Y si tú, pequeña, eres una Ana o Mia confundida, y buscas un par de oídos para tu dolor, ten por seguro que te escucharé.

                                                                           

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